Nuestro viaje tuvo como propósito, participar de la inauguración de una comunidad contemplativa en España y conocer algunos lugares de Francia donde nos han pedido fundación, para un mejor discernimiento.

Dios en su providencia nos había preparado algo mucho superior a nuestros cálculos y que jamás hubiéramos pensado poder realizar en los tiempos actuales que nos tocan vivir.

En esta pequeña crónica trataremos de transmitir las innumerables gracias, que Dios y la Virgen nos han otorgado. Gracias que consideramos, no eran solamente para nosotras, sino para toda nuestra Familia Religiosa.

 

Fundación del Monasterio en Torrelaguna

El día 03 de julio, emprendimos (Madre Corredentora y Madre Sponsa Amabilis) el viaje hacia España para participar de la inauguración de una comunidad de vida contemplativa en la diócesis de Alcalá de Henares en Torrelaguna, a unos 60 km de Madrid. Esta ciudad tiene su importancia, ya que allí nació el Cardenal Cisneros, importante figura en la historia de España, confesor y consejero de la reina Isabel la Católica. En esta misma ciudad fue bautizada S. María de la Cabeza y en el convento de las Concepcionistas (convento donde están nuestras hermanas) vivió la Sierva de Dios Sor Patrocinio de las llagas, quien fue privilegiada con fenómenos místicos y las llagas de Cristo.

Al día siguiente tuvimos la gracia de participar de la santa Misa en el Campo Santo de Paracuellos de Jarama. Allí donde años atrás, se escuchaba de modo continuo el estruendo de las balas, hoy en día sigue resonando otro sonido, otro estallido, el grito de miles de caídos y mártires, que dieron sus vidas gritando, “¡Viva Cristo Rey!, ¡Viva España!”.

Seguimos nuestro viaje a Bera – Navarra, acompañadas por las hermanas de esta comunidad: M. Meryem Ana y Bondad. De camino pasamos por el castillo de San Ignacio de Loyola y allí rezamos de modo especial por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas.

Al día siguiente, por la tarde, emprendimos el viaje a Francia, rumbo a la comunidad en la Diócesis de Bayonne – Sauvaterre de Béarn, pasando por dos santuarios marianos que están de camino: El santuario de la Virgen de Betharran y el Santuario de Lourdes. Los cuales se encuentran a pocos kilómetros uno del otro. Allí, pudimos rezar ante las reliquias de san Miguel de Garicoits, fundador de los padres de Betharran y patrono de la comunidad de nuestras hermanas en Sauvaterre de Béarn.

Llegando a la comunidad de nuestras hermanas en Sauvaterre de Béarn- Bayonne, pudimos conocer la parroquia y el trabajo que realizan allí. Compartimos una agradable cena con Mons. Marx Alliet, obispo de Bayonne y los padres de la parroquia.

Al día siguiente, ahora acompañadas por las madres Reina de los Ángeles, Einsiedeln y Meryem Ana, seguimos en dirección a la Diócesis de la Rochelle en Saintes, ciudad donde nuestros padres, Sergio Pérez y Jean Marie Baudry atienden la catedral consagrada a San Pedro y San Pablo y la Basílica de San Eutropio, obispo y mártir, fundador de la diócesis de la Rochelle-Saintes en el siglo III, en la cripta de la misma Basílica está su cuerpo.

Mons. Gregoire Colomb nos pidió dos comunidades en esta misma ciudad, una comunidad apostólica y otra contemplativa. El mismo obispo con mucha disponibilidad nos acompañó, explicándonos los proyectos que tiene pensado para nuestro Instituto.

Nos hospedamos en el convento de las hermanitas de los pobres, que cuidan de un asilo con 80 ancianos. Es de destacar la caridad y generosidad de estas hermanas. Hemos salidos edificadas por sus ejemplos. La edad avanzada de la mayoría de las hermanas, no las impiden de seguir trabajando con energía y alegría. Algo que nos llamó la atención es que todos los días, las hermanas salen de puerta en puerta en la ciudad y en los alrededores pidiendo limosna para sus beneficiarios, comprobando día a día el cuidado de la Divina Providencia en su Hogar.

Subiendo por el oeste de Francia, seguimos unos 110 km a Luçon, a fin de conocer otro pedido de fundación. Allí estuvimos con el P. Alexandre-Marie Robineau, rector de la Catedral y con el obispo, monseñor Jacolin que nos atendieron muy amablemente.

La Basílica donde está san Luis María Grignion de Montfort en Saint Laurent sur Sèvre, pertenece a esta diócesis. De hecho, San Luis María estando en Luçon en 1711, hace un retiro en el seminario de la diócesis y celebra misas en la catedral. En esta misma catedral es donde nos pide una comunidad apostólica.

A este punto de la crónica queremos destacar de modo más significativo el plan providencial de Dios y de la Virgen María en nuestro viaje: Habíamos propuesto como Familia Religiosa de renovar nuestra consagración de esclavitud mariana en la basílica, donde descansan las reliquias de san Luis María Grignion de Montfort, exactamente allí en la misma ciudad donde nuestro querido santo e inspirador mariano entregó su alma a Dios, después de una intensa e incondicional vida misionera, llenas de contradicciones, estando como él mismo lo va decir en sus últimas palabras, “entre Jesús y María”.

Este tan esperado momento en Francia no se pudo realizar por las circunstancias de la pandemia. Sin embargo, sin programar desde los inicios, como ya lo dijimos, todo concurrió para que pudiéramos no solamente participar de la apertura de la nueva comunidad contemplativa, visitar nuestras hermanas y conocer los pedidos de fundación, sino también poder peregrinar en algunas ciudades donde san Luis María misionó. Es más, las dos diócesis que nos piden fundación La Rochelle y Luçon fueron las diócesis que reconocieron y apoyaron el trabajo misionero de este gran apóstol de María al final de su vida.

Así es que día por día, nuestro viaje tomaba una dimensión cada vez más interesante. Teníamos la gracia de poder estar exactamente en los mismos sitios donde había vivido o pasado san Luis María, esto nos iba aproximando cada vez más a nuestro querido santo, llenándonos de gozo y de sus grandes sentimientos: la Misión y la Virgen.

Habíamos querido en la Rochelle visitar la ermita de San Eloy, donde san Luis escribió el Tratado de la Verdadera Devoción a María y la capilla del hospital donde estuvo internado. Pero los que tenían la llave no pudieron abrirnos. Así que nos tocó seguir con nuestro viaje, lo que nos permitió poder hacer otras cosas que no estaban en nuestros planes.

Seguimos camino por la Vendée a unos 80 km hacia Saint Laurent sur Sèvre. Tuvimos la gracia de poder estar toda la mañana y participar de la Santa Misa en la Basílica donde descansan san Luis María y la beata Luisa Trichet, co-fundadora de las Hijas de la Sabiduría, Congregación también fundada por san Luis.

Había otros lugares para poder conocer y venerar, como por ejemplo, la habitación donde él murió, etc., pero a causa de la pandemia, estaban cerradas al público.

Muy cerca de esta ciudad hay un parque, Puy du Fou, que muestra en espectáculos y varias representaciones teatrales, la verdadera historia de la Vendée y sus profundas raíces católicas, es un excelente medio de evangelización. El Padre Alexander Robiunou, rector de la catedral de Luçon es el capellán de este parque. Allí se guarda una reliquia de santa Juana de Arco, el anillo que tienen los nombres de Jesús y María, regalado por sus padres.

Nuestro próximo destino seguía en dirección a la ciudad natalicia de San Luis María, Montfort-sur-Meu. Nos hospedamos en la ciudad de Rennes a 20 km de Montfort. Un sacerdote montfortano, P. Efrén, muy generosamente nos hizo la guía de la ciudad y los lugares relacionados con nuestro santo.

Iniciamos por la casa donde él nació, allí también funciona el noviciado de los padres de la Compañía de María (montfortanos). Hay una sala donde se atribuye el lugar del nacimiento de san Luís y otra que está reservada como capilla. Ahí se puede venerar un crucifijo y una imagen de la Virgen, tallados por el Padre Montfort.

También visitamos la Iglesia donde san Luis fue bautizado y la ermita donde vivió un tiempo con dos hermanos legos. En Iffendic, pueblo que está al lado, visitamos la Iglesia de san Eloy, donde san Luis dirigió a Dios sus primeras oraciones y probablemente recibió por primera vez, los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía.

En Rennes, donde la familia Grignion se trasladó por el estudio de sus hijos, uno de los lugares que visitamos fue la Iglesia de Saint-Saveur (San Salvador), muy importante en la historia de Rennes, sobre todo por la devoción a Notre Dame des Miracles et des Vertus (Nuestra Señora de los Milagros y de las Virtudes), también conocida como Nuestra Señora de Rennes. San Luis María de niño solía ir a rezar en esta iglesia, donde también su tío materno, Alain Robert, era sacerdote y sacristán.

La devoción a esta imagen tiene su origen en la misma Bretaña. Las tropas inglesas, habían hecho una mina para destruir la ciudad, se dice que entonces se encontraron las velas en la capilla milagrosamente encendidas y sonaron las campanas por sí mismas (sin que nadie las tocase), y la imagen de la Santísima Virgen fue vista estirando sus brazos hacia el centro de la iglesia, donde se encontraba la mina. Las personas acudieron al lugar, y así se descubrió la trapa, y la ciudad entera se salvó a través de la intervención de la Virgen de Rennes.

A unos 65 km de Rennes, se encuentra el Mont San Michel. Es uno de los tres santuarios dedicados al arcángel san Miguel, ubicados geográficamente en una misma línea. Los otros dos se encuentran en Italia, uno en Turín y el otro en el Monte Gargano.

San Luis María también estuvo en el este santuario, cuando volvía de Roma. Llegó allí acompañado por el Hermano Mathurin, en las primeras vísperas de la fiesta de San Miguel, el 28 septiembre de 1706, pasando algunos días en silencio y oración.

Uno de los momentos más importante de la peregrinación fue la visita al Calvario de Pontchâteau. La historia del calvario, ya nos es un tanto familiar: Al final de la misión en esta ciudad, el Padre Montfort – que tenía 36 años – propuso a la parroquia la colocación de un Calvario. La construcción tuvo lugar desde noviembre de 1709 hasta septiembre de 1710, y en ella colaboraron miles y miles de trabajadores voluntarios que venían de diversas partes. En las vísperas de la bendición el 13 de septiembre, recibe un comunicado desde el obispado de Nantes, prohibiéndole la bendición del calvario y como se eso fuera poco, se ordenó que todo fuera destruido. Más tarde el calvario es reconstruido por los padres montfortanos en diversas etapas. La única imagen que se conserva de la época de san Luis María es el crucifijo que está en la capilla, abajo del calvario.

Por último, al volver a Italia, fuimos a Nantes. Fue en esta ciudad que san Luis María empezó a predicar sus primeras misiones y las siguió predicando durante su ministerio sacerdotal, dejando una gran impronta misionera en diversas ciudades que están alrededor.

Vistamos dos Iglesias, la Catedral de Nantes y la Iglesia de San Similiano. Estableció en esta última la Asociación de los Amigos de la Cruz, y es para esta comunidad que más tarde el padre de Montfort escribirá la ‘Carta circular a los Amigos de la Cruz’.

Terminamos esta crónica agradeciendo a Dios y a Nuestra Madre Santísima, los innumerables beneficios recibidos, de modo especial: por la gracia de contar con un sagrario más y una nueva comunidad contemplativa, por las posibles fundaciones en Francia y el poder seguir algunas de las huellas del incansable apóstol mariano, donde hemos podido rezar por toda nuestra Familia Religiosa.

Como decía san Luis María Grignion en su Cántico n. 27 de Acción de gracias: “Qué podré dar por tantos beneficios y por mil otros mucho más secretos, sino cantar y repetir mi canto: A Dios gracias, gracias, gracias, Señor”.

DIOS SÓLO.

Madre Maria Sponsa Amabilis