Por: Hna. Maria Virgem da Esperança, SSVM

El fuego fue prendido

Toma de hábito de treinta y ocho novicias en Brasil

Querida Familia Religiosa:

Siempre buscamos compartir todo con las personas más cercanas, de modo especial algo que nos alegra, pues queremos que nuestros amigos se alegren con nosotros. Por eso quise escribir esta crónica para que podamos alegrarnos todos por las vocaciones con las cuales Dios ha bendecido a nuestra pequeña Familia.

Comúnmente escuchamos que la vida religiosa es un como un holocausto que se ofrece a Dios[1]. Eso es así porque el religioso es la víctima ofrecida toda y entera al Señor. En la vida religiosa, ofrecemos toda nuestra vida, todo nuestro ser, cuerpo y alma, como una hostia viva, para ser consumida por Dios en su honor y en su gloria, para gastarnos y derramarnos por las almas, mediante la imitación de la vida de Cristo, para amar a Dios como nuestro amor supremo, de manera que no podemos darle menos que todo, y por eso se trata de un holocausto, que no deja nada sin consumir.

Así como el fuego que incendiaba la víctima en el altar hacía visible el sacrifico ofrecido, el hábito religioso, que nos separa del mundo, es ese fuego que hace visible el holocausto y es encendido en medio del mundo para dar testimonio de la vida que Cristo vivió, que apunta al cielo y a Dios, que hace los hombres pensar en Dios, pensar que tienen un «más allá» de esta vida

Es por eso que, con gran alegría, el sábado 12 de junio de 2021, fiesta del Inmaculado Corazón de María, el fuego fue encendido con la toma de hábito de treinta y ocho novicias, acontecimiento único en la historia de nuestra Provincia, una bendición especial de Dios en el año en el que el Noviciado María de Jesús Nazareno cumplió su aniversario de veinticinco años de fundación.

Toda la provincia se involucró en los preparativos para la fiesta, sea ayudándonos a recaudar alimentos, sea prestando los vehículos para que pudiéramos recoger a los familiares de las hermanas que llegaban, sea dando alojamiento para recibir los mismos familiares. Sólo los invitados de las hermanas llegaban a casi trescientas personas, sin contar los religiosos, casi una jornada de las familias.

Los familiares que llegaron unos días antes se unieron a nosotras en los trabajos para la fiesta, en la cocina, en el campo y en todo lo que se necesitara, todos felices por ver sus hijas y parientes confirmando su vocación. El día anterior a la toma de hábito muchísimos nos ayudaron con los detalles de la decoración, hasta la madrugada, todos con una sonrisa en el rostro.

La Santa Misa fue sido presidida por el P. Emanuel Martelli, superior provincial del IVE, quien en el sermón dijo repetidas veces «¿Saben lo que significan treinta y ocho vocaciones?» Hizo hincapié en el tema del santo hábito, lo que significa y la importancia de llevarlo, usando como fundamento los distintos documentos de la Iglesia.

Para finalizar los festejos, en la noche inauguramos el horno de pizzas en el Noviciado, con la ayuda de los papás para prender el fuego y de las mamás para rellenar las pizzas, todo en un gran espíritu de familia y contagiosa alegría.

Ojalá más fuegos cómo este sea encendido por toda la tierra, para así poder incendiar a todo el mundo con el amor de Dios. Que seamos fieles a lo que el Espíritu Santo ha inspirado y que sea siempre el mismo espíritu el que nos una e inflame el mundo por medio de nuestras pobres vidas ofrecidas en el altar.

Unidos en la misión,

Hna. Maria Virgem da Esperança

Bedel del Noviciado «María de Jesús Nazareno» – Brasil

 

[1] Cf. SANTO TOMÁS DE AQUINO, S. Th., II-II, 186, 7, citado en Const. 51.