Por: Comunidad "Sierva de Dios María Luisita del Santísimo Sacramento"
Detrás de cada imagen hay una historia, o quizás varias, porque está la del propio artista, del artesano, que tiene una motivación que plasmar, y a esto se le puede sumar otra historia: la del pedido de la obra por manos de otra persona, con otros motivos que se suman; y junto con esto está la historia del proceso del costo de la obra.
Nuestro Santuario de Nuestra Señora de la Paz en California, Estados Unidos, es bastante conocido por su estatua. Ya en otras crónicas he hecho mención de que mide poco más de nueve metros y que su erección fue llevada a cabo gracias a Mons. Sweeny, el párroco anterior a la llegada de nuestro Instituto. Es difícil plasmar en pocas palabras lo que se vive en este santuario, y algo clave para entenderlo es su imagen. Pero, a su vez, para entender la imagen es necesario un poco más de historia: el padre John Sweeny fue quien estuvo a cargo de la Parroquia desde el año 1969 hasta el 2002 en que la asumió nuestro Instituto. En los tiempos en que el padre llegó, la Parroquia tenía una deuda muy grande, casi no había mucha esperanza de que pudiera continuar. Sin embargo, este hombre lleno de fe sabía que en los planes de Dios algo más grande había para la pequeña Parroquia. Cuentan sus parroquianos que decía:«Cuando llegué a Nuestra Señora de la Paz, no tenía nada más que una oración». Pues, cimentarse en ella fue clave para la vida de la Parroquia. Apenas llegado, el padre propuso las noches de vigilia frente al Santísimo y el rezo del Rosario antes de cada Misa; finalmente, después de cierto tiempo, también se pudo llevar a cabo la adoración perpetua. La Parroquia crecía poco a poco, y Mons. Sweeny quería traer la experiencia de un Santuario mariano a California. Uno de los que más le había impactado era el de Nuestra Señora de Fátima en Portugal.
Quiso entonces de alguna forma llevar Fátima a Estados Unidos, junto con el mensaje de rezar por la paz, por la conversión de los pecadores y en reparación por todos los ultrajes cometidos al Inmaculado Corazón de María. Para esto, uno de sus objetivos era el de hacer una estatua grande del Inmaculado Corazón de María, que la gente la pudiera contemplar de lejos y que estuviera con los brazos abiertos como esperando y llamando a sus hijos, para que, recurriendo a Ella, finalmente se acercaran a Dios. El padre la quería de veintisiete metros, el obispo aprobó una medida de un poco más de nueve metros. Mons. Sweeny, una vez colocada la imagen, decía: «La estatua se ilumina día y noche. Es realmente conmovedor ver a la gente acercarse a esos brazos abiertos de una madre. Ves que las heridas desaparecen o disminuyen al acudir a la Virgen. ¿Qué niño no ha respondido a los brazos abiertos de una madre? Incluso para el adulto, si nos tomamos el tiempo de recordar un poco nuestras primeras experiencias -experiencias de confianza, los brazos abiertos de una madre- creo que no hay nada más enternecedor…».
Para la realización de la imagen el segundo paso fue encontrar al artista. Los dos primeros con los que se empezó el contacto, fallecieron. El tercero pudo llevar a cabo la obra, el señor Charles Cropper Parks. Para ello fue necesario hablarle acerca de la Virgen (porque él no era católico), su mensaje, incluso llevarlo a Fátima. Su viaje tuvo lugar el 13 de octubre de 1977. El escultor y Mons. Sweeny presenciaron el 60º aniversario del milagro de Fátima, la última aparición de la Virgen a los pastorcitos. En esa visita conocieron al artista de la imagen en Portugal, que era primo de Lucía, para preguntarle cómo Lucía describió a Nuestra Señora. Este les dijo: «Ella la describía como llena de luz, muy hermosa, y joven…». Vieron muchas estatuas de la Virgen, pero para ellos no concordaban con la descripción de Lucía. Querían reflejar a la vez su dulzura y fortaleza de madre.
Después de varios intentos y modelos en tamaños menores, el señor Parks empezó a elaborar la estatua en su tamaño requerido, pero también fue difícil encontrar un lugar donde hacerlo, ya que en Nuestra Señora de la Paz se estaba preparando el predio de la Parroquia para la imagen y había mucho trabajo por hacer, además de que surgió un problema con el tráfico ya que mucha gente se acercaba a la Parroquia para ver el proceso de la imagen. Cambió varias veces de lugar, fue a la plaza de un barrio cercano, pero también, al despertar mucho interés y concurrencias a la plaza, por quejas de algunos vecinos se tuvo que trasladar de nuevo. Entonces la aceptó gustosamente la Catedral de la diócesis de Filadelfia y al año siguiente fue llevada y terminada en un seminario en Chicago. Allá donde iba, la imagen despertaba interés, atraía corazones. Y esto era en parte el objetivo del artista, «que María llegue a la gente que se encuentre manejando o que visite el santuario».
La estatua fue terminada después de dos años y 12.000 horas de trabajo. En un mundo atraído por tantas fuerzas malignas, el padre Sweeny quería dar a la gente la oportunidad de experimentar lo que los niños de Fátima experimentaron. Pese a las dificultades, que también hubo para traer la imagen, ésta finalmente llegó. El 7 de octubre de 1983 el obispo DuMaine bendijo la estatua y dedicó el Santuario. Ese día, fiesta de Nuestra Señora Rosario, se cumplían quince años de aniversario de las vigilias de toda la noche de la Parroquia. El sermón fue predicado por el padre Patrick Peyton, de Family Rosary Crusade, una campaña mundial fundada por él mismo, siendo su objetivo la promoción del rezo del Rosario en las familias como medio para unirlas (hoy, el sacerdote irlandés-estadounidense Patrick Peyton es ya Venerable). Para destacar esa ocasión especial, el Papa Juan Pablo II envió su bendición. Uno de los testigos de la llegada de la imagen decía: «Cuando la estatua llegó, fue uno de los más emocionantes días de mi vida. Tardó mucho tiempo en llegar, ella fue lo más hermoso».



Siendo uno de nuestros apostolados principales la ayuda pastoral en el Santuario, nos encontramos con gente sobre la que a veces nos preguntamos: ¿De dónde vienen? Personas católicas que no practicaban mucho su religión se acercan y comienzan a llevar una vida sacramental más fuerte, o si no estaban bautizados piden inscribirse en el catecismo; historias de vida muy particulares, de diferentes edades y culturas: filipinos, budistas, indios, vietnamitas, hispanos… ¿De dónde vienen?, vienen atraídos por su Madre, la Virgen, vienen a refugiarse en sus brazos, vienen aún en medio de todas las distracciones que ofrece California por algo sólido, por algo más. Y como cada vez que alguien dice «María» ella dice «Dios», van dirigidos por manos de su Santa Madre en busca de su Dios que se esconde en la Eucaristía para ser saciados por ese infinito amor que lo ha dado todo por los hombres.
Nuestros padres actualmente siguen llevando a cabo actividades que se realizaban en la época de Mons. Sweeny, como el coronar a la Virgen en el día de su natividad, precedido por una noche de “cruzada del rosario”, es decir por una noche heroica rezando el Rosario, y las Misas de Fátima (Misa y procesión como las de Portugal desde mayo a octubre). Particularmente están predicando mucho acerca de la devoción al rezo del Santo Rosario. Nuestro párroco, el padre Brian Dinkel, dijo en una de las Misas recientes: «Hay que rezar el Rosario, y si me preguntan por qué, sencillamente porque la Virgen lo pidió. No creo que necesitemos más explicación que esta».
El 7 de octubre de este año 2023, fiesta de nuestra Señora del Rosario, se cumplieron cuarenta años de la dedicación del Santuario y de la llegada de la estatua. Ese mismo día se dio una conferencia para hombres acerca del rezo del Santo Rosario. Por gracia de Dios participaron doscientos veinte varones, entre niños (ya que a partir de los siete años podían participar, siendo esta la edad de la más joven de los pastorcitos), jóvenes y adultos. Todos estaban muy contentos y agradecidos de la formación recibida, y de las gracias que se van derramando por manos de la Virgen. Particularmente uno de los objetivos de la Parroquia está siendo no sólo inculcar el Rosario diario, sino el rezo de más de un Rosario, ya que esta es una de nuestras armas más poderosas contra el maligno, siendo la causa de batallas ganadas tanto físicas como espirituales a lo largo de la historia. Como Familia Religiosa en California recibimos muchos testimonios de personas que están también sanando muchas heridas gracias al Rosario, además de muchas otras gracias recibidas: «Al principio ―cuentan― costaba, era algo más o algo que estorbaba y que se tenía que hacer rápido para llevar a cabo el resto de las cosas, pero después termina siendo que no es algo más, sino más bien uno se da cuenta que lo que está de más son todas las demás cosas».
Decía el Papa San Pío X: «Dadme un ejército que rece el Rosario y lograré con él conquistar el mundo». Y esta historia, este gran pequeño ejército de Nuestra Señora de la Paz empezó “con una oración”, con una estatua, empezó en la providencia amorosa de Dios y continúa dando batalla a las acechanzas del maligno con las armas de siempre, pero las más eficaces: la oración, el Santísimo Sacramento y la Mujer Eucarística. Particularmente rezamos aún más en estos tiempos por nuestros lugares de misión y en general por el mundo entero, en manos de la guerra. Desde Nuestra Señora de la Paz, Nuestra Madre celestial refleja y hace eco del eterno abrazo que nos espera de Ella en el Cielo.
¡Firmes en la brecha!
Comunidad Sierva de Dios María Luisita del Santísimo Sacramento
California, Estados Unidos





