Por: María de Lichen, SSVM
7 de octubre de 2023
Querida Familia Religiosa:
Mediante esta crónica queremos contarles sobre el curso que pudimos realizar sobre San Juan Pablo Magno.
El curso tuvo lugar en la ciudad de Cracovia, cuna de la cultura polaca y de su fe, del 1 al 29 de septiembre. Nació este curso como respuesta a las tantas iniciativas que han surgido para profundizar en el estudio y seguimiento de la doctrina y ejemplo de nuestro padre espiritual.
Nos hospedamos en el santuario de la Divina Misericordia. Casi constantemente recordábamos que fue aquí donde nació esta devoción, que resume el pontificado del Papa Magno, y que aquí se gestó una de sus Encíclicas:
«También las reflexiones de la Dives in Misericordia fueron fruto de mis experiencias pastorales en Polonia y especialmente en Cracovia. Porque en Cracovia está la tumba de santa Faustina Kowalska, a quien Cristo concedió ser una portavoz particularmente inspirada de la verdad sobre la Divina Misericordia. […] las revelaciones de sor Faustina, centradas en el misterio de la Divina Misericordia, se refieren al período precedente a la Segunda Guerra Mundial. Precisamente el tiempo en que surgieron y se desarrollaron esas ideologías del mal como el nazismo y el comunismo, Sor Faustina se convirtió en pregonera del mensaje según el cual la única verdad capaz de contrarrestar el mal de estas ideologías es que Dios es Misericordia, la verdad del Cristo misericordioso. Por eso, al ser llamado a la Sede de Pedro, sentí la necesidad imperiosa de transmitir las experiencias vividas en mi país natal, pero que son ya acervo de la Iglesia universal»[1].

Cada mañana rezábamos laudes y participábamos de la Santa Misa en el Santuario de San Juan Pablo II. En este lugar trabajan nuestros Padres.
Este Centro está construido en lo que fue la fábrica Solvay, donde trabajó Karol Wojtyła. Aquí como “seminarista-obrero”, profundizó en el conocimiento de la dignidad humana, se cultivó su devoción a María…
En este lugar, mientras trabajaba como obrero en la fábrica Solvay, cayó en sus manos un libro que tendría una gran influencia en su vida espiritual: el Tratado de la verdadera devoción a la Santísima Virgen, de San Luis María Grignion de Montfort. «Recuerdo que lo llevé mucho tiempo en el bolsillo, incluso en la fábrica de soda, y que sus hermosas tapas se mancharon de cal. Releía una y otra vez algunos de sus pasajes»[2]. Gracias a esta obra «comprendí que la verdadera devoción a la Madre de Dios es, sin embargo, cristocéntrica, más aún, que está profundamente radicada en el Misterio trinitario de Dios y en los misterios de la encarnación y la redención»[3]. Karol Wojtyła, que «estaba ya convencido de que María nos lleva a Cristo», en aquel periodo empezó a «entender que también Cristo nos lleva a su Madre»[4].
«En realidad, mi experiencia no fue la de «sacerdote obrero» sino de «seminarista-obrero». Por el trabajo manual sabía bien lo que significaba el cansancio físico. Encontraba cada día gente que realizaba duros trabajos. Conocí su ambiente, sus familias, sus intereses, su valor humano y su dignidad».[5]
En este santuario se conserva una de las reliquias más importantes del Papa Magno, entregada por su secretario personal, el cardenal Stanisław Dziwisz: la sotana con sangre que San Juan Pablo II llevaba puesta el 13 de mayo de 1981, el día en el que, durante la audiencia general en la plaza de San Pedro, el terrorista Mehmet Ali Ağca disparó contra el Papa.
También en este santuario, en la llamada Capilla Sacerdotal, réplica de la cripta de San Leonardo (donde celebró el Papa su primera misa), pudimos renovar, con profundo agradecimiento por el don del llamado de Jesucristo a seguirlo más de cerca, nuestros votos religiosos, nuestra total y perpetua pertenencia a Dios. Esto tuvo lugar durante la Misa de la Exaltación de la Santa Cruz, el 14 de septiembre:
«“Sígueme”, Karol Wojtyła aceptó, escuchando en la llamada de la Iglesia la voz de Cristo. Y así se dio cuenta de cuán es verdadera la palabra del Señor: “Quien pretenda guardar su vida la perderá; y quien la pierda la conservará viva”. Nuestro Papa —todos lo sabemos— no quiso nunca salvar su propia vida, tenerla para sí; quiso entregarse sin reservas, hasta el último momento, por Cristo y por nosotros. De esa forma pudo experimentar cómo todo lo que había puesto en manos del Señor retornaba en un nuevo modo: el amor a la palabra, a la poesía, a las letras fue una parte esencial de su misión pastoral y dio frescura nueva, actualidad nueva, atracción nueva al anuncio del Evangelio, también precisamente cuando éste es signo de contradicción»[6].
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Los primeros días del curso los dedicamos al estudio del libro Memoria e Identidad, donde el Papa trata temas cruciales para el destino de la humanidad. Con su experiencia y sus reflexiones tan profundas, ofrece a cada uno la posibilidad de llegar mediante el retorno a la memoria una conciencia mas viva de la propia identidad, convencidos de que, en la lucha entre el mal y el bien, el bien siempre saldrá victorioso. Por las mañanas teníamos tiempo de estudio y por las tardes se realizaban las presentaciones de los temas que las hermanas habían preparado sobre los diversos capítulos de este libro.
Lo más destacado durante estos estudios fue contar con las exposiciones de la Hna. María Luz del Alma y de la Madre Mary Mother of Mercy quienes nos expusieron sus tesinas: El Espíritu Santo como Persona Divina, Amor y Don – La doctrina de Santo Tomás de Aquino en algunas catequesis pneumatológicas de Juan Pablo II, y La necesidad de seguir el carisma fundacional en el Magisterio de Juan Pablo II.
De especialísimo provecho para adentrarnos en el pensamiento de Karol Wojtyła fueron las clases que pudimos tener con el Padre Bernardo Ibarra, para así entenderlo mejor: “Juan Pablo II”: el don de sí como clave de lectura de la tesis de K. Wojtyła sobre La Fe en San Juan de la Cruz, y otras obras como Análisis de la experiencia, Persona y Acción, Amor y responsabilidad, Valoración de Karol Wojtyła sobre la ética de Max Scheler, Meditación sobre el don de donarse.
Por ser hijos espirituales de San Juan Pablo II, fue de un grandísimo gozo escuchar la exposición, de modo virtual, del Padre Gonzalo Ruiz sobre Juan Pablo II y el IVE confiando en su intercesión desde el cielo.
Y para comprender mejor al Papa Magno y su nación fue valiosísimo contar con clases de Historia de Polonia, una dada por el Dr. Claudio Rossi y otra por la Hna. María de Jesús Glorioso.
Ya hacia el final del curso comenzamos el estudio de algunas encíclicas: Introducción a las Encíclicas Redemptor hominis y Slavorum Apostoli, dedicándole más tiempo a la Veritatis Splendor, con una exposición dada por la Hna. María de la Soledad.
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Durante el curso pudimos ser recibidos por dos personas muy relacionadas con San Juan Pablo II. Visitamos, por un lado, al Card. Stanislaw Dziwisz. De él escuchamos diversos testimonios sobre el Papa, especialmente nos habló de su docilidad, de su relación con el Espíritu Santo, «un Papa del Espíritu Santo».
También visitamos a la Dra. Wanda Półtawska: el domingo participamos en la misa en la casa de la familia Półtawski. Después de la Misa pudimos escuchar valiosísimos consejos y recuerdos de esta mujer de ciento dos años, íntegra y excelente cristiana, que durante la ocupación alemana fue arrestada y encarcelada, sometida a crueles experimentos. Al volver a la libertad, pudo formar una hermosa familia y además se doctoró en medicina. Entabló una gran amistad con el joven sacerdote Karol Wojtyła. Por algunas correspondencias recibidas de él se puede entender un poco no solo la grandeza de alma de Wanda, sino también la de nuestro Padre espiritual, por ejemplo, que sus escritos no solo fueron fruto de estudio en libros sino también frutos de diálogos profundos, del trato con cada persona humana a la que consideraba un “milagro de Dios”. En una carta él le escribe:
«…No te preocupes por Persona y acción. Lo he mencionado sin necesidad. Yo mismo estoy elaborando una adecuada concepción sobre la “integración de la persona y su acción”. Por eso es prematuro “requerir” tus observaciones. De hecho, no puede transcribirme toda la fisiología y psicología del ser humano. En la nueva concepción, esto tendrá que delinearse de otra forma…»
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Durante el curso pudimos realizar varias peregrinaciones a lugares relacionados con San Juan Pablo II y también con la fe y la cultura polaca. Por mencionar algunos: Wadowice, Kalwaria, la Virgen de Ludzmierz-Fátima y Czestochowa, Niepokalanów, Auschwitz, Varsovia; aquí pudimos visitar las tumbas del Primado de Polonia, Cardenal Stefan Wyszyński, del mártir Jerzy Popiełuszko. Aunque solo enumero algunos de los lugares de peregrinación a los que pudimos ir, cada uno está cargado ahora para nosotras de un grandísimo contenido y es fuente de muchas gracias, difícil de resumir en una crónica.
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El Papa Magno es un gran don que Dios hizo a la Iglesia y al mundo, y en particular también a nosotros, religiosos del Verbo Encarnado, pues lo consideramos padre Espiritual nuestro.
Con el deseo de que este curso siga dando frutos que permanezcan para siempre, queríamos terminar esta crónica pidiendo la intercesión de la Virgen María y las oraciones de ustedes para que podamos corresponder a todo lo que recibimos durante este tiempo y trabajar por dar a conocer el magisterio del Papa Magno, tema de crucial importancia en esta etapa de la historia.
Queríamos finalizar con un agradecimiento especial para todos los que hicieron posible este curso, a los que pensaron y organizaron todo. Y por darnos la posibilidad de poder participar en esto.
En el Verbo Encarnado y su Santísima Madre,
Hna. María de Lichen
«Sí, bendíganos, Santo Padre, desde la gloria eterna»[7].
[1] JUAN PABLO II, Memoria e Identidad, cap. 2
[2] JUAN PABLO II, ¡No tengáis miedo!, p. 130.
[3] JUAN PABLO II, Cruzando el umbral de la esperanza, pp. 207 ss.
[4] JUAN PABLO II, Don y Misterio, p. 43
[5] JUAN PABLO II, Don y Misterio, cap. 8 La familia
[6] Extracto de la homilía del Card. J. Ratzinger, pronunciada en el funeral del Papa Magno.
[7] De la homilía del Card. J. Ratzinger, pronunciada en el funeral del Papa Magno.