Por: Com. San Ingacio de Loyola, Manresa
El año 2007 tuvimos la gracia de fundar en la ciudad ignaciana por excelencia, Manresa, donde san Ignacio vivió y escribió lo sustancial de los santos Ejercicios.
Unos de los proyectos pastorales desde entonces fue tener una capilla de adoración perpetua. El amor a la Eucaristía es una de las tantas cosas que tenemos que agradecer a nuestra querida Congre y que hemos recibido desde el mismo instante que pisamos cualquiera de nuestras casas de formación.
En nuestras Constituciones leemos: “El fundamento más profundo de nuestra unidad como familia religiosa lo encontraremos siempre en la Eucaristía, que perpetúa el sacrificio de la Cruz. Ella debe ser uno de nuestros grandes amores, ya que es el signo inequívoco del amor sin medida de Dios a los hombres, de Dios que quiere quedarse entre los hombres, de Dios que se entrega totalmente al hombre: ‘En la Eucaristía, la lógica de la Encarnación alcanza sus extremas consecuencias’.
Volviendo al proyecto, en ese momento no se vio posible por el número de asistentes a las Misas y se dejó como un sueño a futuro. Mientras tanto nos convertimos en unas de las parroquias pioneras en la ciudad en instaurar la exposición y adoración al Santísimo, durante una “hora santa”, todos los jueves. Como escribió una feligresa: “el Señor había encendido la llamita del anhelo de poder disponer de una capilla de adoración perpetua… y este deseo en plegaria perseverante, esta pequeña llamita, fue atrayendo, encendiendo a otras… Me evoca las pequeñas y frágiles velitas (nuestro Señor siempre elige lo más pequeño y frágil, insignificante a los ojos del mundo) de la noche de la vigilia de Pascua, cuando el sacerdote toma, de la llama del cirio pascual, (Jesucristo) y la va transmitiendo, lentamente, a uno, éste a otro y a otros… y en la oscuridad del templo, finalmente hay una bella y dulce iluminación…”.

Tomando el testigo de los anteriores párrocos, en este año, los actuales miembros de la comunidad, fuimos incrementando las horas de adoración semanales. En un siguiente impulso, decidimos presentar el deseo de la “Capilla de Adoración Perpetua” a Monseñor Román Casanova, nuestro obispo, quien aprobó y apoyó. Seguidamente se acudió a un Misionero de Adoración Perpetua de España, Eufemio, quien, desde Toledo, no dudó ni un instante en venir a Manresa y proporcionarnos muy buen y efectivo asesoramiento.
Tampoco tuvo ningún inconveniente en sacrificar, generosamente, su tiempo y visitarnos, desde el 12 de septiembre, todos los fines de semana –para lo cual viajaba 700 kms de ida y otros tanto de regreso– para asistir a las Eucaristías de las parroquias de nuestra ciudad y de los alrededores, invitando, animosamente, incansable, humildemente persuasivo, a todos los fieles, a decidirse a dedicar una hora de su tiempo a adorar a Jesús Sacramentado… Se desplegó, rápidamente, un diminuto, pero eficaz, “enjambre” de laboriosos colaboradores.
Finalmente, con mucho gozo y emoción de todos, el día 1 de noviembre –en tiempo record, según el mismo Eufemio testimonia– de la mano del gran ejército de todos los Santos del Cielo, nuestros hermanos e intercesores de la Iglesia Triunfante, tuvo lugar la solemne santa misa de inauguración de la Capilla de Adoración Perpetua, presidida por nuestro Obispo.
Con motivo del quinto centenario de la conversión de San Ignacio de Loyola y su paso por Manresa, estaba claro cuál debía ser el nombre de la capilla, “San Ignacio de Loyola”, gran amante y apóstol de la Eucaristía. Una de las intenciones de la capilla es rezar por las tandas de Ejercicios Espirituales que se predican en todo el mundo.
Apenas hace unos días y ya nos han llegado mensajes de agradecimiento y de testimonio de la alegría y gracias recibidas. “La Santa Misa y la inauguración fueron un trozo de cielo” dijo una adoradora. Otra, luego de dos 2,5 horas de adoración se fue lamentando tener que hacerlo y deseando que pronto “llegue el lunes” para regresar; un joven, luego de 3 horas de adoración por la madrugada salió emocionado de la Presencia del Señor y comentó, luego de un efusivo abrazo: “es que ya sabes qué es lo que el Señor me está pidiendo…”. Y podríamos seguir…
Como no podría ser de otra manera, todo el proyecto se ha ido realizando bajo la protección amorosa, siempre atenta, de María, nuestra Madre y puntualmente aquí bajo la advocación de “Ntra. Sra. de la Merced” patrona de la parroquia.
¡Sea por siempre bendito y alabado el Santísimo Sacramento del Altar!
Comunidad Religiosa “San Ignacio de Loyola”, Manresa






