Por: María del Buen Dios, SSVM

Veo amanecer una nueva época misionera, que llegará a ser un día radiante y rica en frutos, si todos los cristianos y, en particular, los misioneros y las jóvenes iglesias responden con generosidad y santidad a las solicitaciones y desafíos de nuestro tiempo[1].

Querida Familia Religiosa,

Haciendo eco de las palabras de nuestro Padre Espiritual, San Juan Pablo II, les queremos hacer llegar la alegre noticia de un nuevo apostolado en Taiwán: un Centro de Espiritualidad, anexo a nuestro Monasterio Our Lady of Sheshan y que, por delicada providencia de Dios, tiene como patrono al mismo Papa Magno.

El pasado 30 de octubre tuvo lugar la inauguración del Centro comenzando con la Santa Misa presidida por nuestro obispo Mons. Juan Bautista Lee y en la que concelebraron, además del obispo emérito Mons. Liu Dan Gui, siete sacerdotes: dos de ellos misioneros tailandeses, dos sacerdotes sacramentinos y tres sacerdotes del IVE misioneros aquí en Taiwán. También pudo asistir la Madre Compassionis, Superiora Provincial, y las hermanas de nuestro Instituto que misionan aquí. Gracias a Dios, a pesar de ser un día laborable, varios fieles provenientes de distintas ciudades de Taiwán pudieron participar.

En la homilía, el obispo Lee explicó las diferentes circunstancias que han envuelto la concreción de este Centro de Espiritualidad. También manifestó la difícil realidad que sufre la Iglesia en Taiwán por la falta de vocaciones locales (la mayoría de los sacerdotes superan los sesenta años de edad), por lo que él mismo tuvo que asumir el oficio de párroco hasta que pudiesen llegar los sacerdotes extranjeros que había pedido, pero que cuenta con las oraciones de las religiosas contemplativas de su diócesis para apoyar la misión y para pedir al Dueño de la viña que mande más trabajadores. Agregó que el fin del Centro será principalmente el de ayudar a nutrir la vida espiritual de los fieles. Finalmente, expresó su deseo de que una de las dos reliquias de San Juan Pablo II que posee la diócesis permanezca en este nuevo Centro de Espiritualidad, para que con su presencia pueda bendecir y guiar a todos aquellos que se acerquen a él. Grandísima es nuestra alegría de tener un Papa Magno en tierras chinas continuando su colosal misión desde el Cielo.

Después de la Santa Misa, tuvo lugar la ceremonia de inauguración, con la respectiva bendición de la placa y del edificio, que culminó con el tradicional rito del “corte de cinta”, cuya peculiaridad china consiste en adornarla con sendos moños rojos (pues el rojo es para la cultura china el color de fiesta) y cortarla con guantes blancos.

Finalmente, todos los invitados pasaron al locutorio del monasterio para el correspondiente festejo y acostumbrado fogón, en el que, debido a la diversidad de países, luego de alguna pieza de órgano y algún baile, continuó una “casi interminable” seguidilla de cantos en los diferentes idiomas de los lugares autóctonos de los participantes, todo dentro de un gran clima de alegría festiva.

Nuestros monasterios quieren ser “centros de espiritualidad”, es decir, un lugar en el que no sólo las religiosas recen por las almas y se unan a Dios por medio de la oración y la penitencia, sino que, a su vez, atraiga a muchas personas a unirse también a Él, crezcan en la vida espiritual y puedan nutrirse de las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia. Por otra parte, este monasterio tiene como intención particular rezar para que el pueblo chino conozca a Jesucristo Nuestro Señor y a su Madre María Santísima. Ambos fines se han realizado en la apertura de este Centro ya que, a la par que es una bendición, es también una oportunidad única para facilitar a las almas de estas tierras el encuentro íntimo con Dios. Esto se hará por medio tandas anuales de Ejercicios Espirituales, retiros de conversión, jornadas de formación y voluntariados. A su vez, podrán participar en los momentos de oración de la comunidad monástica (Santa Misa, adoración al Santísimo Sacramento, rezo del santo Rosario y de la Liturgia de las horas, etc.).

Tampoco podemos dejar de ver la mano de la providencia de Dios en el hecho de que no solo dispuso que este Centro de Espiritualidad esté anexo a nuestro monasterio, sino que, además, haya sido nuestro mismo obispo quien eligió como patrono a San Juan Pablo II, nuestro padre espiritual y verdadero ejemplo de alma orante y contemplativa, pues vivió permanentemente en presencia de Dios. Uno de los muchos hechos de su vida en el que podemos palpar esta realidad fue el que ocurrió en el santuario de la Mentorella, trece días después de su elección como Papa, en el que estando con algunos de sus colaboradores les preguntó: ¿Qué es más importante para el Papa en su vida, en su trabajo? Le sugirieron: ¿Tal vez la unidad de los cristianos, la paz en Oriente Medio, la destrucción de la cortina de hierro…? Pero él respondió: Para el Papa lo más importante es la oración. Es por eso que parte del apostolado que le espera a nuestro Centro de Espiritualidad es la de propagar su persona, su vida, sus escritos y su Magisterio.

Les pedimos oraciones por este apostolado, para que derrame abundantes frutos en esta misión ad gentes, a la vez que nos encomendamos a nuestra Madre Amada y a su devoto hijo, San Juan Pablo Magno, ya que, como dice nuestro querido Fundador, el P. Buela, «Juan Pablo II fue y es un grande, incluso en el Cielo»[2].

Elevamos nuestro deseo de que en estas lejanas tierras también se oiga resonar hoy y siempre: Totus Tuus ego sum Maria.

Hna. María del Buen Dios,
Monasterio Our Lady of Sheshan, Taiwán

[1] JUAN PABLO II, Redemptoris Missio, n. 92, 7 de diciembre de 1990.

[2]Carlos Miguel BUELA, Juan Pablo Magno, IVE PRESS, p. 12.