Por: P. Diego Cano, IVE

Alejandría, Egipto, 27 de julio de 2023.

Parece increíble, pero el número exacto de los niños y niñas que participaron de los campamentos, fue de 1.100 en total. ¡Gracias a Dios!

Como es mi costumbre, deseo que esta crónica de los campamentos de catecismo, sirva también para agradecer a todos los que nos han ayudado con sus donaciones para que se puedan realizar. ¡Mil gracias a todos por su generosidad!

Hemos tenido ocho campamentos, aprovechando el mes de vacaciones que tienen en la escuela. Hacemos cuatro campamentos de varones, y otros cuatro de niñas. Cada uno con cinco días de duración, del domingo a la tarde al viernes después del festejo final al mediodía.

Creo que no llegamos a darnos cuenta de la importancia de estos días para la evangelización de nuestras parroquias aquí en Tanzania. Durante los campamentos se busca reafirmar el catecismo, dándoles clases por la mañana y por la tarde, pero todo amenizado con un clima festivo, de juegos y competencias. Y se trata de que todo el ambiente sea formativo, pues aún entre las competencias, las hay de preguntas de catecismo, de las vidas de los patronos de los equipos, de canciones religiosas, etc.

Me llamó mucho la atención en este año, lo que significa la “formación litúrgica” de nuestros niños. Por una parte, porque estos niños vienen de aldeas lejanas, y pasan cinco días con nosotros, pudiendo tener misa todos los días. En algunas aldeas de nuestra parroquia, los sacerdotes sólo llegamos dos o tres veces en el año, y en estos días esos niños participaron de cinco misas. Agregando que en todos los campamentos se establece una capilla con el sagrario, se les enseña lo que es, y la manera de honrar a Jesús Eucaristía, y de acompañarlo y visitarlo. Nos sucede a menudo que los niños ni siquiera saben hacer la genuflexión, o no saben cómo comportarse dentro del templo, es decir, que no se debe conversar, o comer, etc. En sus aldeas, la mayoría tienen capillas que están abiertas a los cuatro vientos, sin puertas ni ventanas, y hasta tenemos algunos lugares que se juntan a rezar debajo de un árbol. Pues verán entonces lo importante que es para ellos que en estos días de campamento aprenden lo que es el altar, los ornamentos y las partes de la misa, hacer visitas, y rezar las oraciones de la mañana y de la noche, junto con el ángelus tres veces al día. Finalmente podemos destacar la procesión para rezar el rosario al atardecer, al terminar el día en manos de nuestra Madre.

Se ve el progreso de los niños en la participación de la misa, si se compara el primer día con el último. Pero esto también se ve en las aldeas mismas, donde los niños que han estado en varios campamentos, los de catecismo y los campamentos de fin de año, saben cómo participar de la misa, con devoción, con silencio y respeto. Los otros días, les mostraba a unos sacerdotes y hermanas de nuestra congregación aquí en Egipto, donde me encuentro estos días, algunos videos de las misas, y en particular del momento de la comunión, y se admiraban de la gran devoción de los chicos, pasando con las manos juntas, haciendo la genuflexión y la acción de gracias.

Este año también hubo algo novedoso para los chicos, y ha sido la visita de varios voluntarios, algunos de Chile y otros de Argentina. Nuestros voluntarios vienen con la disposición de ayudar en todo, y realmente se los veía en los campamentos en los diversos trabajos de servicio, limpieza, cocina, orden, juegos… llevando y trayendo cosas. De los voluntarios argentinos destaco que tres de ellos eran profesores de educación física, y nos trajeron gran cantidad de juegos y actividades nuevas para hacer en los momentos de recreación. Los chicos felices con esto, y a pesar de la barrera del idioma, se estableció una hermosa “corriente” de amistad, que se expresaba en sonrisas, en bromas… y los saludos de agradecimiento al final de los campamentos.

Recuerdo particularmente el final de uno de los campamentos, en que los chicos cantaron llenos de alegría después de recibir los regalos y los premios. Los “profes” se los vio muy emocionados. Después del campamento, los chicos que eran de cerca, no se querían ir, se quedaban, se sentían felices. Otros grupos, los de las aldeas vecinas, comenzaban a caminar todos juntos, algunos para recorrer hasta diez kilómetros a pie. Nuestros voluntarios se quedaban admirados por la naturalidad con la que estos niños hacen estos sacrificios.

Los días de campamento son muy intensos, y para los padres, hermanas, hermanos, novicios, postulantes, y aspirantes… son jornadas de trabajo fuerte. Se terminan esos días con verdadero cansancio. Gracias a Dios hemos aprendido con la experiencia de años anteriores, y tratamos de alternarnos para asistir a los diversos campamentos… pues se trata de un mes completo. De todas formas, nunca faltan las caídas en cama, con malaria, pues al bajarse las defensas por el cansancio, esta enfermedad hace su presencia. Pero es parte de nuestra vida, y también por gracia de Dios, se cuentan con los medios para recuperarse. En el dispensario de las hermanas se atienden a todos los misioneros, se les dan las medicinas, y se les receta también “buen reposo y comida”, para en pocos días estar nuevamente con las manos al trabajo.

Les vuelvo a agradecer por la ayuda, que año a año nos hacen, a mitad de año y a fin de año, para que nuestros niños puedan gozar de estos hermosos días. En cada campamento les hemos enseñado a rezar por nuestros benefactores. En la clausura les decía: recemos un padrenuestro para que los que nos han ayudado tengan salud, ellos y su familia; un avemaría para que los benefactores tengan fe en sus hogares, ellos y sus hijos; un gloria para que gocen de prosperidad, que tengan trabajo y una casa donde vivir… y allí han volado las oraciones de nuestros mil cien niños.

¡Dios los bendiga!
¡Firmes en la brecha!

P. Diego Cano, IVE

PD: escribo desde Alejandría en Egipto, pues estoy predicando Ejercicios Espirituales a los sacerdotes, y luego lo haré con las hermanas, que son misioneros en estas tierras. Les pido oraciones por los frutos.