Por: Hermanas del Oratorio "Don Bosco", La Plata
«Nada más fácil (que la fe en la Eucaristía) y, sin embargo, la fe en la Eucaristía produce vértigo, porque finalmente la Eucaristía es algo frágil y, no obstante, de esa fragilidad de la Hostia Consagrada cuelga la Iglesia…y también colgamos nosotros».[1]
Nada tan central en nuestras vidas como la presencia de Nuestro Señor en el sacramento del Altar, fuente inexhausta de amor[2] de la cual abrevamos cada día en la Santa Misa y adoración. Y, por ser tan central, la Iglesia celebra cada año la solemnidad de Corpus Christi para honrar a Cristo realmente presente en la Eucaristía y reavivar nuestra fe en este augusto sacramento. Por eso queremos compartir con ustedes con gran alegría lo vivido en la solemnidad de Corpus Christi.
La comunidad Beata Ludovica de Angelis, SSVM, que se encuentra en La Plata, Buenos Aires, misionando ya hace 20 años[3], trabaja en tres lugares: en la parroquia Santa Rosa (a cargo de los padres del IVE), en la parroquia Cristo Rey (a cargo de sacerdotes diocesanos) y en el Oratorio Don Bosco, que depende de esta última, y donde se encuentra la comunidad religiosa. El apostolado es variado e intenso. Por eso, en la solemnidad de Corpus Christi tuvimos tres grandes actividades que queremos compartir: la procesión en ambas parroquias y la consagración del altar en el Oratorio.
Procesión de Corpus Christi
Sábado 10. Se organizó una procesión entre tres parroquias cercanas, pertenecientes al decanato sur de la diócesis, incluida la parroquia Cristo Rey. La procesión comenzó en el santuario de la Medalla Milagrosa y se realizaron tres paradas: frente al colegio de las hermanas “Hijas de Nuestra Señora de Luján”, en la parroquia Ntra. Sra. de Caacupé, y donde está la comunidad de las hermanas de “San José de Cluny”. Después de una hora y media de procesión, llegamos a Cristo Rey donde los Scout esperaban con la guardia de honor la llegada del Santísimo Sacramento. En el atrio del templo un grupo de Scout con una hermana armaron la alfombra con un motivo eucarístico.
Inmediatamente tuvo lugar la Santa Misa. El padre predicó sobre la bendición que tenía Villa Elvira[4], pues cuenta con varias capillas de adoración, variedad de horarios para asistir a la Santa Misa y la presencia de varias comunidades religiosas. De hecho, en el flyer de invitación a la procesión, llamaban a Villa Elvira “tierra eucarística”.
Domingo 11. En la parroquia Santa Rosa, que también se encuentra en Villa Elvira, pero hacia las afueras, limitando con Berisso[5], se organizó una procesión por las calles del barrio el domingo en la mañana. Acompañando la procesión iba en andas la imagen de la Virgen de Fátima, co-patrona de la parroquia y atrás los niños de la catequesis vestidos de angelitos, por último el resto de los fieles. Al llegar a la parroquia, los niños arrojaron pétalos de flores al paso del Santísimo. Luego se celebró la Santa Misa.
En esta parroquia, después de varios años de trabajo continuo, el año pasado se inauguró la capilla del Santísimo, donde se puede adorar a Jesús sacramentado durante el día.

Consagración del altar en el Oratorio
Varios años atrás comenzamos la remodelación de la capilla del Oratorio. Se trajo, pulió y colocó el altar de mármol y se realizó la ampliación de la capilla, pues el espacio ya no era suficiente para la cantidad de personas que asistían los domingos a la Santa Misa y, el año pasado, con la ayuda providente de San José, se colocó el piso y se arregló y pintó el interior de la capilla.




Podemos decir que los trabajos concluyeron en cierta forma este año, ya que tuvimos la enorme gracia de que Mons. Víctor Manuel Fernández, arzobispo de La Plata, visitara el Oratorio y consagrara el altar de la capilla. La fecha de este evento quedó fijada para la solemnidad de Corpus Christi, domingo 11 de junio.
Toda la comunidad de religiosas junto con los laicos puso manos a la obra para este gran acontecimiento preparando la liturgia, sacristía, ornamentación, confección de un mantel, ajuares, recordatorios.
El domingo por la mañana, ya todo listo, tuvo a lugar la ceremonia en la que estuvieron presentes Mons. Víctor Manuel Fernández, el P. Marchioni y el P. Torres, párroco y vicario de Cristo Rey, también nos acompañaron las hermanas de “San José de Cluny” y numerosos fieles.
En la homilía, Monseñor explicó de una forma sencilla, pero a la vez muy profunda, el misterio de la Eucaristía, en la que se encuentra verdadera, real y sustancialmente Nuestro Señor Jesucristo, remarcó la importancia de la oración y alentó a los fieles a participar de la adoración eucarística que se realiza el día 15 de cada mes por la mañana en nuestra capilla.
Luego procedió al rito de la consagración. En cada paso, Monseñor fue muy catequético, pues explicaba a la gente el significado de cada parte del rito y su importancia.
Primero, mientras se cantaban las letanías, se colocaron las reliquias de los santos: San Francisco de Sales (tiene su importancia especial pues esta capilla pertenecía a los salesianos); Beata Antonia Messina, mártir, (murió defendiendo su pureza) y de la Beata Ludovica de Angelis (patrona de la comunidad religiosa). Las reliquias bajo el altar significan que todos los que han sido bautizados en la muerte de Cristo, y especialmente los que han derramado su sangre por el Señor, participan de la pasión de Cristo.[6]
Luego realizó la oración de consagración, en la que se expresa la voluntad de dedicar para siempre el altar al Señor y se pide su bendición.


Los ritos de unción, incensación, revestimiento e iluminación del altar expresan con signos visibles algo de aquella acción invisible que Dios realiza por medio de la Iglesia cuando esta celebra los sagrados misterios, en especial la Eucaristía.
- Se ungió el altar con el santo Crisma, convirtiéndose en símbolo de Cristo, que es llamado y es, por excelencia, el «Ungido».
- Se quemó incienso sobre el altar para significar que el sacrificio de Cristo, que se perpetúa allí sacramentalmente, sube hasta Dios como suave aroma y también para expresar que las oraciones de los fieles llegan agradables y propiciatorias hasta el trono de Dios.
- Se colocó el mantel indicando que el altar cristiano es ara del sacrificio eucarístico y al mismo tiempo la mesa del Señor, alrededor de la cual los sacerdotes y los fieles, en una misma acción, pero con funciones diversas, celebran el memorial de la muerte y resurrección de Cristo y comen la Cena del Señor. Por eso el altar, como mesa del banquete sacrificial, se viste y adorna festivamente.
- Por último, se encendieron las velas, advirtiéndonos que Cristo es la «luz para alumbrar a las naciones» (Lc 2, 32), con cuya claridad brilla la Iglesia y por ella toda la familia humana.
Luego de este rito continuó normalmente la celebración del sacrificio eucarístico con el cual se alcanza y se manifiesta el fin para el que el altar ha sido construido.
Antes de la bendición final, algunos fieles, representando los distintos grupos que pertenecen al oratorio, explicaron a Monseñor las actividades que realizamos. Pasaron una catequista, una joven (que asiste al oratorio desde niña) y una mamá (que explicó las actividades en el apoyo escolar y oratorio festivo los domingos). Por último, le entregamos un presente a Mons. Víctor Manuel.
Luego de la foto grupal, hubo un pequeño festejo en el salón. Todos estaban muy contentos y emocionados por la importancia de lo acontecido y muy agradecidos con esta visita.
…
Nada tan fácil como la fe en la Eucaristía, nada tan central en nuestras vidas como el Sacrificio Eucarístico, así nos lo han enseñado desde los inicios, lo más importante es la Misa. La obra más importante de la jornada de un consagrado y de todo cristiano sin lugar a dudas es la participación en el sacrificio eucarístico, pues «en la Misa, Cristo mismo nos va formando en la escuela de su amor… Habiendo amado a los suyos los amó hasta el fin, hasta no quedarse con ningún secreto en su corazón, hasta enseñarnos a amar con el amor de su mismo corazón, hasta hacernos “víctimas vivas para alabanza de su gloria”».[7]
«Nada más fácil y, sin embargo, la fe en la Eucaristía produce vértigo, porque finalmente la Eucaristía es algo frágil y, no obstante, de esa fragilidad de la Hostia Consagrada cuelga la Iglesia… y también colgamos nosotros. ¡Desde hace quince años -ahora treinta y nueve- nosotros como Congregación colgamos de la Eucaristía! Eso ciertamente produce vértigo, porque uno desde el punto de vista humano quisiese otras seguridades; sin embargo, ¡esa es la máxima seguridad de la Iglesia, y por tanto de nuestra familia religiosa! ¡La Eucaristía que hace la Iglesia y la Iglesia que hace la Eucaristía!
Por eso creo que de manera profética Marcelo Javier Morsella escribió esa frase tan hermosa:
“Señor, quiero ser una hostia.
Blanca, sin mancha, por tu gracia y para Tí.
Frágil, solo fuerte en Ti”». [8]
Damos gracias a Dios por esta especial celebración de la Solemnidad de Corpus Christi y pedimos la gracia a María Santísima de poder profundizar cada vez más en el misterio más grande del amor: la Eucaristía.
Hermanas del Oratorio «Don Bosco»
Pcia. «Nuestra Señora de los Buenos Aires»
[1] CARLOS MIGUEL BUELA, Nuestra Misa, Editrice del Verbo Incarnato, 2005, p. 301
[2] CARLOS MIGUEL BUELA, Nuestra Misa, Editrice del Verbo Incarnato, 2005, p. 329
[3] En diciembre de este año, por gracia de Dios, se cumplen veinte años de la fundación.
[4] Así se llama la zona en la que se encuentran las parroquias, a su vez dividida en barrios.
[5] Esta es la parroquia que el P. Buela vio construir cuando viajaba con sus padrinos a Atalaya, provincia de Buenos Aires.
[6] Ritual de la dedicación de un altar de https://liturgiapapal.org/attachments/article/1045/Dedicacion%20de%20un%20altar.pdf
[7] CARLOS MIGUEL BUELA, Nuestra Misa, Editrice del Verbo Incarnato, 2005, pp. 20-21
[8] CARLOS MIGUEL BUELA, Nuestra Misa, Editrice del Verbo Incarnato, 2005, p. 301





