Por: Hermanas de la comunidad "Santa Luisita"
«Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios»[1]
Querida Familia Religiosa:
Nuestro Santuario Nuestra Señora de la Paz (Our Lady of Peace) posee una imagen de la Virgen de poco más de nueve metros que muestra su Inmaculado Corazón. Está inspirada en las apariciones de Nuestra Señora en Fátima, y se llevó a cabo por pedido de Mons. Sweeny, el párroco anterior que ya falleció. Ella es la encargada de atraer a sus hijos para luego conducirlos a Su Hijo. Es impresionante cómo la gente le reza. Incluso algunos, sin saber que la estatua representa la Madre de Dios, le piden gracias y, cuando nos encuentran, preguntan: ¿Quién es la Señora de la estatua? Hay algunas personas que nos entregan dinero como agradecimiento a una gracia recibida por manos de Ella. Gente que no profesa la fe católica, budistas, personas de países y culturas muy distintas que incluso hablan el idioma con mucha dificultad, simplemente dicen: «Le pedí. Ella respondió. Aquí dinero. Gracias». Ella, pues, se encarga de llamarlos, de despertar inquietudes y mover sus corazones, de empezar a despertar el cambio radical de su conversión a Dios. Y, de hecho, somos testigos de muchas conversiones.
Los momentos particulares de gracias y conversiones tienen lugar los 13 entre los meses de mayo a octubre, cuando ocurrieron las apariciones de Nuestra Señora en Fátima. En estos días, los padres del Instituto celebran “la Misa de Fátima”. El milagro más grande de todos es la Santa Misa, que, gracias a Dios, celebramos todos los días. Pero lo que tienen de particular estas Misas son los sermones que exhortan a la conversión y al cambio de vida. Después de la Santa Misa, hacemos una procesión con el Santísimo Sacramento rezando el Rosario. Al terminar, recibimos la bendición con el Santísimo y escuchamos algunos fragmentos de la Sagrada Escritura, como, por ejemplo, «tuve sed y me disteis de beber…» (Mt 25, 35).
Después de esta Misa, tratamos de quedarnos más tiempo y hablar, estar disponibles para los parroquianos. Particularmente yo no he tenido la oportunidad de estar en muchas “Misas de Fátima”, pero en una de las que estuve, un chico que estaba alejado de la Iglesia y se acercaba a un momento difícil de su vida, ya que, al parecer, pronto iría a la cárcel, después de llorar largo tiempo frente a la imagen de Nuestra Señora, se confesó. Otra historia: una chica que ya había planeado su suicidio decidió ir a la “Misa de Fátima” y en ella encontró paz, gracias a Dios, y decidió no llevar a cabo su trágica resolución. Y estas son historias que sabemos porque las viven nuestras hermanas en primera persona, pero ocurren muchas más en gente que prefiere no contarlas, y todo lo guardan para sí. Otras veces no somos testigos nosotras, sino los padres o nuestros parroquianos, que son también muy apostólicos.
El padre Brian Dinkel IVE, en la “Misa de Fátima” del mes de agosto animó a los fieles a no tener miedo, a tener coraje y, como ejemplo de esto, habló de los pastorcitos, quienes enfrentaron tormentas, fueron interrogados, encarcelados, presionados, pero mantuvieron siempre una fe fuerte. Pese a todo rezaron y ofrecieron sacrificios a Dios por los pecadores. Dijo que la cruz transforma la “destrucción” en salvación; el punto es que hay esperanza, que Él hace nuevas todas las cosas, y Dios quiere que, como los pastorcitos, tengamos la misma fe y esperanza frente a todos nuestros problemas y dificultades.
Esta misión en California está situada en un lugar muy particular, el Silicon Valley, donde estamos cercanos a grandes empresas como Google, Facebook, Amazon, Johnson& Johnson, etc. Próxima a nosotros está también San Francisco, que, más de trescientos años atrás, fue la tierra que particularmente misionó San Junípero Serra fundando muchas misiones, pero que actualmente está caracterizada por el liberalismo en sus más grandes extremos. Sin embargo, en medio de todo eso, está nuestro querido Santuario de Nuestra Señora de la Paz que es un pedacito de Cielo y de esperanza en medio de tanto olvido de Dios y materialismo, una “comunidad eucarística”, donde los pilares realmente son la Sagrada Eucaristía y Nuestra Señora.
En la primera parte de sus Memorias, Sor Lucía escribe uno de sus diálogos con la Santísima Virgen, cuyas palabras bien podemos aplicar a nuestra misión aquí. Le decía la Venerable a Nuestra Madre:
―«Quería pedirle que nos llevara al Cielo.
―Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré pronto; pero tú te quedarás aquí algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. Él quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.
― ¿Y me quedo sola? ―pregunté con pena.
―No, hija. ¿Tú sufres mucho? No te desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios.
Al decir estas últimas palabras, abrió las manos y nos comunicó, por segunda vez, el reflejo de aquella luz tan intensa. En ella nos veíamos como sumergidos en Dios […] Delante de la mano derecha de Nuestra Señora había un corazón rodeado de espinas que parecía se le clavaban por todas partes. Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de María ultrajado por los pecados de los hombres y que pedía reparación»[2].
Para concluir, pedimos que siempre en nuestras misiones nos acordemos de las palabras de Nuestra Madre, quien, como a sor Lucía, no nos deja nunca y es nuestro refugio y camino hacia Dios.
¡Firmes en la brecha!
Comunidad Santa Luisita – Estados Unidos, California
[1] SOR LUCÍA DE JESÚS, Memoria I, citado en A. M. MARTINS, SJ, El futuro de España en los documentos de Fátima, p 30.
[2] Ibidem.