Por: Hna. María de la Esperanza, SSVM

“La cruz fecunda cuanto toca”

Todo lo que fue el mes de julio podemos decir que estuvo colmado de bendiciones, de cruces, y por tanto de bendiciones.

Para el día de Nuestra Señora del Carmen hicimos una peregrinación, empezando por nuestra capilla de Charity, hasta otra de nuestras capillas cuyo patrono es San Francisco de Asís. No fue una peregrinación del todo normal, porque decidimos tomar el camino de la selva, camino que toman los animales y por el que los autos no pasan. Partimos a las 6 de la mañana y llegamos a las 12.30. (Por si no lo saben, Guyana posee un clima tropical, no existe el frío, así que cada peregrinación tiene su sacrificio). En el camino rezamos el rosario, algunas se aprendieron salmos de memoria, cantamos y tuvimos muy lindas conversaciones. Mucho espíritu de oración, alegría y sacrificio.

Fue una muy bendecida peregrinación, pero lo que más nos bendijo fue el después de esta, ya que la mayoría contrajimos unas ronchas que picaban en casi todo nuestro cuerpo, empezando principalmente por los brazos. Pensamos que era alergia. Un doctor de la capital nos dijo que era sarna; todavía no tenemos muy bien confirmado lo que fue, pero gracias a Dios varias pronto estuvieron mejor, y el resto, ¡¡siguió ofreciendo la picazón y la incomodidad por las vocaciones, que era la principal intención de la peregrinación!!

Al día siguiente de la peregrinación dimos comienzo a los ejercicios espirituales para siete mujeres de edades variadas, una chica era de Cuba y el resto de Guyana. Los mosquitos y la falta de sueño que ocasionaron fue algo de lo que seguramente Dios sacó sus frutos.

A fin de mes tuvimos juegos florales con las chicas de entre 14 y 15 años, las patronas fueron Santa Maria Goretti, Santa Inés y la Beata Laura Vicuña. Uno de los temas que más se tocó fue el de la castidad y la pureza, virtudes por las cuales estas santas dieron su vida, prefirieron la muerte antes que el pecado. Fue un tiempo de competencia y de mucha alegría, un tiempo especial para ganar virtudes.

Tuvimos competencia de pesca y de remo, entre otras actividades. El día de la competencia de pesca nos olvidamos los gusanos que habíamos buscado en la mañana, así que, en la tarde, a todo furor, algunas se pusieron a buscar gusanos. Y así dimos comienzo a la competencia. No pescamos mucho, lo que suele suceder, pero cada vez que pescamos hacíamos la reflexión de los Evangelios: como cuando los apóstoles intentaron pescar toda la noche, y solo por la palabra de Jesús obtuvieron los peces, así en la misión. Muchas veces uno intenta y no ve los frutos, y quizás sean pocos los que se hacen visibles, pero sabemos que solo si estamos unidos a Dios y escuchamos su Palabra se darán, aunque no se hagan visibles sino a los ojos de la fe. Más allá de nosotros, que somos siervos inútiles, es su gracia la que da fruto.

Damos gracias a Dios por todos sus dones recibidos a lo largo de esta misión, donde a veces la cruz se hace muy visible, con molestias a veces pequeñas, a veces grandes, que hacen recordar lo pequeño y limitado que uno es, y que siempre la cruz fecunda cuanto toca. Así que bendito sea Dios por todas las cruces que nos envía, ya que Él también nos da la gracia de superarlas, y de que podamos transformarlas en mérito para la vida eterna. Termino parafraseando a Santa Teresa, (disculpen los cambios): Digo que importa mucho, y el todo, una grande y muy determinada determinación de no parar hasta llegar (a la santidad), venga lo que viniere, suceda lo que sucediere, trabájese lo que se trabajare, murmure quien murmurare, siquiera llegue allá, siquiera se muera en el camino o no tenga corazón para los trabajos que hay en él, siquiera se hunda el mundo, ¡siquiera adquiramos sarna en la selva o nos muerdan las pirañas en el río, no parar hasta llegar a la santidad!

¡¡Viva la Virgen y viva la misión!!

Hna. María de la Esperanza, misionera en Guyana.