La belleza de la vida
El Concilio Vaticano II nos recuerda que «“el Hijo de Dios, con su encarnación, se ha unido, en cierto modo, con todo hombre”[1]. En efecto, en este acontecimiento salvífico se revela a la humanidad no solo en el amor infinito de Dios que “tanto amó al mundo que dio a su Hijo único” (Jn 3, 16), sino también el valor incomparable de cada persona humana»[2].
Por gran valor que tiene la vida humana desde su concepción hasta su término, quisimos hacer una jornada por la vida en nuestra parroquia.
Luego de cada una de las seis misas que tenemos los fines de semana en la parroquia San Roque, pusimos a disposición de la gente material referido al respeto de la vida humana. También propusimos realizar la adopción espiritual, que consiste en rezar, durante nueve meses, por un bebé que se encuentra en peligro de ser abortado y por su madre. Esta jornada tuvo abundantes frutos, ya que llegaron a ser adoptados espiritualmente 125 bebés.
A los nueve meses de la fecha de adopción, realizamos un baby shower, en el que participaron numerosas familias. La Hna. Stella Maris hizo una pequeña presentación sobre la defensa de la vida, y varias personas dieron su testimonio de adopción espiritual. Una mamá contaba: «una persona me había pedido que la llevara a un lugar, como yo no sabía dónde era, le pregunté si tendría un espacio seguro para estacionar. Cuando me respondió, investigué un poco y me di cuenta de que era una clínica donde se realizan abortos. Llamé a la señora y le expliqué que lo que estaba por hacer no era lo correcto. Ella cortó la llamada, y decidí escribirle ofreciéndole ayuda. A los pocos días me respondió y me dijo que se había arrepentido y que tendría a su bebé. Yo pensé: “ese bebé es mío, porque he estado rezando varios meses por un bebé que no conozco, y esto lo encuentro providencial”». Ella pudo ayudar a esta señora luego de que el bebé nació y acompañarla a un centro de ayuda para madres.
Luego de los testimonios tuvimos una cena festiva y algunos juegos.
Pudimos recaudar muchas cosas para donar a distintos centros de ayuda, y también a algunas mamás de la parroquia que están esperando un bebé.
Este apostolado ha tenido muchísimos frutos, y continuaremos realizándolo todos los años.
Decía San Juan Pablo II[3]: «Eliminar una vida que aún está por nacer no es un medio legítimo de planificación familiar. El primer derecho del hombre es el derecho a la vida. Hemos de defender este derecho y este valor».
Que María Santísima y San José protejan a las familias y les den fortaleza para continuar defendiendo la vida desde su concepción.
En Cristo y María,
Hna. María del Sacro Monte
Desde la tierra de los hongos, Avondale Pensilvania
[1] Const. past. Gaudium et spes, n. 22.
[2] SAN JUAN PABLO II, Evangelium Vitae, n. 2
[3] SAN JUAN PABLO II, Homilía durante la misa celebrada en el estadio «Butzweiler hof» de Colonia, 15 de noviembre de 1980. Recuperado de: https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/homilies/1980/documents/hf_jp-ii_hom_19801115_colonia-germany.pdf