Por: P. Esteban Ignacio Olivares, IVE
Querida Familia Religiosa,
Brevemente quería compartir una simple reflexión, fruto de un apostolado muy particular que por gracia de Dios pude realizar en la ciudad de São Paulo, Brasil. Y fue el poder predicarle ejercicios ignacianos a toda una comunidad de monjes benedictinos, en el monasterio de São Bento de Vinhedos del día 17 al 23 de julio.
 Los monjes tuvieron todos los días 4 puntos más la homilía diaria. Ninguno de ellos los había hecho nunca, así que fue algo muy novedoso y enriquecedor para ellos ese primer contacto con los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Por otro lado, pude participar de todas las actividades propias de la comunidad como el canto del Oficio Divino, Lectio Divina, tiempo de celda, comidas acompañadas de lecturas en el refectorio, etc. Días de intensa oración y apostolado.
Los monjes tuvieron todos los días 4 puntos más la homilía diaria. Ninguno de ellos los había hecho nunca, así que fue algo muy novedoso y enriquecedor para ellos ese primer contacto con los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Por otro lado, pude participar de todas las actividades propias de la comunidad como el canto del Oficio Divino, Lectio Divina, tiempo de celda, comidas acompañadas de lecturas en el refectorio, etc. Días de intensa oración y apostolado.
Al principio del año me llegó la invitación de Dom Paulo Pansa OSB, prior del monasterio, para predicar el retiro anual de la comunidad. Pedido que respondí prontamente luego de las debidas consultas, porque además de ser un apostolado bien cualificado, lo consideré una oportunidad excepcional para dar gracias. Y ahora debo explicarles el porqué.
 Mientras preparaba las meditaciones para estos ejercicios me acordé de todas las veces que en mi etapa de formación inicial mis superiores nos decían que debemos estar agradecidos por todos los beneficios que recibimos de los mayores. Y con eso una idea: ¿Quiénes serían los mayores para los monjes del IVE sino la comunidad martirial del Pueyo? Acá una vez más resuena en nuestras almas ese “somos deudores del pasado” y eso nos intentaron enseñar y trasmitir desde el principio.
Mientras preparaba las meditaciones para estos ejercicios me acordé de todas las veces que en mi etapa de formación inicial mis superiores nos decían que debemos estar agradecidos por todos los beneficios que recibimos de los mayores. Y con eso una idea: ¿Quiénes serían los mayores para los monjes del IVE sino la comunidad martirial del Pueyo? Acá una vez más resuena en nuestras almas ese “somos deudores del pasado” y eso nos intentaron enseñar y trasmitir desde el principio. 
Lo sabemos bien por experiencia que la ingratitud es una de las cosas más feas que se puede encontrar en esta vida y que es poco edificante y hasta peligroso para el alma encontrarse con religioso ingratos, por algo nos enseñan nuestras constituciones : Tentaciones generales o “estados” de tentación son, por ejemplo, cuando la comunidad, o gran parte de ella, no reconoce en la fe el don singular de la llamada y, por tanto, de la respuesta correspondiente; cuando no hay proyectos entusiastas de futuro; cuando no hay empeños de presente exultantes de ideales; cuando no hay agradecimiento por los beneficios de pasado; etc.
Y con esos pensamientos muchas veces me vino esa frase: “Es de bien nacidos ser agradecidos”, fue entonces que buscando encontré que el significado de este refrán popular es que: las personas que se han criado en una buena familia saben reconocer y agradecer a quienes les prestaron ayuda.
Sin dudar ni poder dudar, como monjes del IVE somos deudores de un pasado más que glorioso que construyeron los que nos precedieron en la vida monástica. Por eso, el poder por gracia de Dios, predicar esos Ejercicios Espirituales a toda una comunidad benedictina fue nada más que un deber de acción de gracias. Un poder retribuir tantos beneficios recibidos por medio de la vida y muerte de los mártires benedictinos del Pueyo y a la familia benedictina a la cual ellos pertenecían.
Comparto con ustedes, para dar gracias a Dios, lo que me escribió unos de ellos luego de los ejercicios:
PAX
El retiro fue muy bueno. Que Dios multiplique en nosotros todas las gracias que hemos recibido. Te agradecemos la reliquia que nos has dado. Ciertamente, conocer la historia de los Mártires del Pueyo aportó gran ánimo y vigor a nuestras vocaciones.
Por eso y mucho más: ¡Gracias a nuestros padres y formadores que nos enseñaron a dar gracias! ¡Gracias a los mártires benedictinos del Pueyo, patronos de los monjes del IVE! ¡Gracias a Dios por ser Bondad Infinita! Y que la Virgen del Pueyo que nos dio la gracia de vivir en su misma casa en el Pueyo y cargar también sobre nuestras espaldas esa historia gloriosa, nos conceda a los monjes del IVE construir todavía una más gloriosa para la gloria de Dios solo, porque también es viejo ese refrán del Quijote: “seamos, si podemos, lo que son los que fueron lo que somos ahora”.
P. Esteban Ignacio Olivares, IVE
 
            