Por: Sem. Benito Piergentili

Campamento del Estudiante 2022

“La humanidad tiene la necesidad imperiosa del testimonio de jóvenes libres y valientes, que se atrevan a caminar contra corriente y a proclamar con fuerza y entusiasmo la propia fe en Dios, Señor y Salvador” (San Juan Pablo II). 

Porque la gracia de Dios nos lo concedió, pudimos realizar el tan esperado Campamento del Estudiante 2022. Así es como desde el 18 al 22 de septiembre recibimos a más de 800 jóvenes en nuestra querida Finca (sumando los religiosos éramos alrededor de 1.100 personas).

Desde un mes antes ya se empieza a organizar este gran evento. Los días anteriores a que empiece todos los religiosos están pendientes de sus oficios y terminando de acomodar todo para que salga del mejor modo: liturgia, vigilancia, mantenimiento, vehículos, juegos y deporte, talleres y plenarias, audio, limpieza, enfermería, etc. Y hay algo que nunca falta: la alegría. Pero una alegría nueva encuentran los jóvenes en el campamento. Ellos mismos se deben dar cuenta que es una alegría verdadera que no se encuentra en las cosas del mundo. Esta alegría, es la alegría de las cosas de Dios. ¿Cómo puede ser que, a pesar del frío, el cansancio y las incomodidades los chicos estén alegres? Seguramente porque aprendieron y entendieron algo nuevo: la alegría de la cruz. La alegría en el sufrimiento. La alegría de ser amigo de Jesús crucificado. El P. Gonzalo Gelonch decía en el sermón: “Si queremos ser más amigos de Jesucristo, tenemos que empezar a amar más la cruz, la mortificación, el sacrificio. Si no, no se puede ser amigo de Jesús”. Esto es algo que los jóvenes que viven por y para el mundo no entienden. 

Esto manifiesta que son días en que los chicos comprenden que no se puede vivir según los criterios del mundo, sino que hay cosas mucho más valiosas e importantes por las cuales preocuparse y gastar el tiempo. Mientras en el mundo (especialmente en estos días en que se festeja el día del estudiante mundanamente) los jóvenes se consideran “felices” en medio de los vicios y pecados aquí son realmente felices con pequeñas cosas, pero verdaderas. A estos jóvenes se los puede bien llamar “locos”, quienes cantaban todos los días en el Himno del Estudiante: “La juventud no está hecha para el placer, sino para el heroísmo”. 

Por tanto, se puede luchar contra el enemigo, se puede ir contracorriente, se puede vivir en gracia. Ciertamente que cuesta vivir cristianamente en el mundo, pero al estar en grupo, al ser muchos unidos es más fácil. Las ganas de conocer más a Cristo, de aprovechar al máximo el campamento con el correr de los días se iba contagiando. 

Destacamos la participación de todos los jóvenes. En lo espiritual, era impresionante ver tantos chicos participar devotamente de la Santa Misa, del santo Rosario, de las procesiones, de las oraciones, de las buenas noches; como también muchísimos acercándose a los sacerdotes para confesarse o hacer consultas, exponer dudas vocacionales o preguntas sobre temas que están surgiendo actualmente y sobre los cuales tienen incertidumbre. Pero también en las otras actividades. El verlos afrontar y sobreponerse a lo sacrificado que fue el día de montaña con el mal tiempo y las dificultades, que muestra cuán capaces son de ir hacia lo alto. El ánimo y el espíritu durante todas y cada una de las competencias deportivas. La participación activa con preguntas y consultas en las plenarias y los distintos talleres. En definitiva, todo lo que con esfuerzo realizaron en el campamento ha sido una ayuda valiosa para aprender a luchar. 

Por nuestra parte, sabemos que todavía quedan muchos jóvenes en el mundo por rescatar. Con este fin realizamos el campamento, buscando que los jóvenes sean estudiantes de calidad y unidos defiendan a muerte la única verdad. Jóvenes que sean heraldos del Evangelio. Jóvenes que lleven a los pueblos la verdad de que Cristo Dios vivo se hizo hombre y así redimió a la humanidad. Jóvenes que muestren al mundo que en Dios está la Felicidad.

Damos infinitamente gracias a Dios por medio de nuestra Madre de Luján por todos los bienes concedidos en este Campamento y dejamos en sus manos los frutos que Él quiera otorgar. 

Sem. Benito Piergentili