Por: P. Diego Cano, IVE
Dar es Salaam, Tanzania, 13 de abril de 2022.
El miércoles de cenizas comienza la cuaresma, y parece que aquí en Tanzania viven los tiempos litúrgicos con mucho más intensidad, y buscan penetrarse del espíritu de cada uno. Tal vez puede faltar una mayor participación en algunas ceremonias del Triduo Pascual, puede ser en la zona de nuestra misión particularmente, y sobre todo porque en muchos lugares es primera evangelización, no hay tradiciones cristianas arraigadas. Deberemos trabajar más los misioneros para crear la conciencia de la importancia de las misas de “vigilia”, como la misma Vigilia Pascal, la “madre de todas las vigilias”, o la misa de Gallo para la Navidad.
Pero puedo decir que en líneas generales, captan y viven más el tiempo litúrgico que en muchos de nuestros países de occidente. Pues, por ejemplo, el tiempo de Cuaresma lo toman como un tiempo de penitencia y ayuno, rezan el vía crucis todos los viernes en la iglesia, y tienen la conciencia de que hay que ofrecer sacrificios, sobre todo cuando no hay comida, o hay que esperar hasta las tres o cuatro de la tarde para almorzar, o si hace calor, o tienen sed. En tiempo de Pascua, trasmiten la alegría, con sus cantos y bailes, con sus vestidos nuevos, con cantos nuevos, con festejos muy alegres. La Navidad es también una fiesta especialmente alegre, tanto que contagian a otras personas a festejar esos días, aunque muchos no son cristianos, pero “hay que festejar la navidad”. Recuerdo que una vez un carpintero musulmán se apuró a terminar un trabajo y así poder pedirme el pago pues “quería hacer los preparativos para la Navidad”.
Una de las ceremonias que viven de manera muy especial es la del Miércoles de Cenizas. Creo que son de las más populares entre nuestra gente, junto al Domingo de Ramos, el Corpus Christi, la Pascua y la Navidad. De manera particular son muy devotos del miércoles de Cenizas, Ramos y Corpus Christi… y la razón es muy simple, se sienten muy atraídos por los ritos, y las realidades sensibles… como las cenizas, los ramos, y la Sagrada Eucaristía bajo las especies de Pan y Vino… Cristo presente en la custodia. Son éstas oportunidades muy buenas para evangelizar, misionar, predicar por medio de los signos de la liturgia, las lecturas bíblicas, los cantos.
Miércoles de Cenizas es un día muy fuerte en la misión, cada año. Lo precede un retiro de catequistas, que vienen de las dos parroquias de Ushetu y Kangeme, para poder también llevarse las cenizas, y hacer la celebración de la palabra en las 43 aldeas… excepto en los pocos lugares donde llegamos los sacerdotes a celebrar la misa. Del retiro de los catequistas, ya les contaré en la próxima crónica.
Ése día comienza con una misa a las 5:30 am, para los catequistas, y así ya comienzan su viaje a las aldeas, y no se demoran tanto, pues algunos tienen hasta 30 km en bicicleta, otros tienen que cruzar el río con botes, otros tienen senderos en medio del monte. Después de esa misa los sacerdotes nos repartimos para celebrar la mayor cantidad de misas posible, teniendo en cuenta que son ceremonias largas, y que las distancias entre una capilla y otra también es larga. En total celebramos diez misas de imposición de cenizas. Cada una de las misas la iglesia estaba llena, y con feligreses participando también afuera.
Es tradición que vengan todos los niños de las escuelas, aún las estatales, y estos son muchísimos. Vienen los alumnos católicos, pero como las cenizas bendecidas pueden recibirlas todo el mundo, podemos decir que viene literalmente todo el mundo, aún los niños que son paganos, e incluso de otras religiones. Pero lo vemos como algo providencial, pues para muchos de esos niños es la primera vez que se acercan a la iglesia católica, tal vez vienen porque sus compañeros católicos los invitan, o simplemente desean “salir de la escuela” para un paseo. Lo que interesa es que allí los tenemos. Aprovechamos a hablarles un poco del sentido de las cenizas, y los invitamos a seguir viniendo a la iglesia. También los colegios secundarios piden venir a misa, o piden misa en el colegio estatal, o tener al menos la celebración de la palabra por el catequista del lugar.
Les cuento que en mi caso, salí temprano en la camioneta hacia la aldea de Ilomelo, a unos 32 km de nuestra casa. Llevaba también a los catequistas de toda aquella zona, que se fueron bajando a medida que nos acercábamos a sus aldeas. Al pasar por Kangeme pudimos ver con gran alegría que un inmenso grupo de niños de la escuela primaria venía a participar de la misa, venían todos corriendo y cantando canciones de las misiones populares. Parecía que venían a una fiesta.
Una vez en Ilomelo, la iglesia se llenó de feligreses y la mayoría de los niños estuvieron sentados afuera de la iglesia. Les hicimos una breve catequesis antes de la misa. A las 11.00 am pude salir hacia la otra aldea donde tenía que celebrar la misa, Mazirayo, y el trayecto me llevó casi una hora, utilizando en algunos lugares la tracción 4×4 debido a algunos tramos con barro. Gracias a Dios no tuve ningún percance que me demore más, y al llegar a Mazirayo me encuentro con una multitud, sobre todo de niños y jóvenes. Ya eran las 12 del mediodía, y la misa estaba programada para las 11:00 am. Ya habían rezado el rosario, por lo tanto inmediatamente ingresamos para la santa misa.
El altar estaba rodeado de no sé cuántos niños… ¡cientos! En un crucero de la iglesia estaban casi todos los jóvenes del colegio secundario. Pienso que en esa misa pueden haber participado cerca de 400 personas. En un lugar totalmente apartado y lleno de paganos, es realmente increíble. Los niños sentados en el piso cerca del altar. Aunque la iglesia es enorme, todos se agolpaban y se querían sentar más adelante, algo propio de los niños, porque quieren ver. Entonces aproveché a revestirme delante de ellos y explicarles los ornamentos del sacerdote. Me causaba gracia que en algunos momentos de la misa teníamos que pedirles que se hagan un poco hacia atrás, pues ya no teníamos espacio para caminar cerca del altar. Allí comulgaron casi 180 personas, la mayoría niños y jóvenes. La misa terminó cerca de las 14:00 hs, y se regresaban a la escuela… buen sacrificio para ese día, pues no comerían hasta haber llegado a sus casas.
Ya estaba descansando un poco en la casa que tenemos allí, cuando me llaman y me preguntan desde el colegio secundario de Ushetu si no podía ir a celebrarles misa, pues no habían podido asistir a la parroquia porque estaban de inspección del gobierno. Después de las clases podrían recibir las cenizas. Ya no tenía vino para la misa, y también juzgué que ellos no tendrían tanto tiempo como para la misa, pues sería a las 16:00 hs, el tiempo que salen del colegio. Lo bueno fue que pude llegar, justo diez minutos antes de la hora convenida, y entonces preparamos una mesa debajo de los árboles y allí hicimos la liturgia de la palabra, con imposición de cenizas. Es admirable ver un grupo de casi 100 estudiantes de colegio secundario, cantando los cantos de iglesia, cantos de cuaresma, recibiendo las cenizas, en la propia escuela, sin ningún respeto humano.
Bien, finalmente al caer la tarde ya estaba nuevamente en la casa de Ushetu, para reencontrarme con los otros padres que también regresaban de sus respectivas misas en aldeas. Todas las misas estuvieron llenas de fieles.
Gracias a Dios por el día de apostolado, y gracias a los preciosos signos sensibles de la liturgia, que atraen y catequizan, que nos llevan a Cristo, nos nos hacen presentes sus misterios. Catecismo de los sencillos, y de los los sabios.
¡Firmes en la brecha!
P. Diego Cano, IVE





