- Las vocaciones: obra de Dios y circunstancias de la Providencia
En enero de 1999, a pocos meses del I Capítulo General Ordinario, pudimos concretar la Fundación en Ucrania, debido a que había varias jóvenes que se sentían llamadas a nuestra Congregación. Nuestra primera casa fue el Noviciado. Emprendimos algunos apostolados que realizábamos junto con nuestras postulantes y novicias: catequesis en una Parroquia, clases de religión en una escuela y visita a los enfermos de un hospital. Esto nos iba adentrando en un ambiente de misión y era una verdadera pastoral vocacional.
Nuestra Fundación fue dentro de la primera década después de la caída del Régimen Comunista. La gente estaba dispuesta a seguir todo lo novedoso. Y nosotras éramos una novedad en la Iglesia: una nueva Congregación, con un espíritu atrayente, en cierto modo por ser jóvenes, extranjeras, con deseos de enseñarles todo lo que sabíamos y aprender todo lo que pudiera enriquecernos en lo espiritual y en lo comunitario.
Un acontecimiento que contribuyó a orientar sólidamente el ansia de novedades fue la histórica visita a Ucrania del gran Papa eslavo, San Juan Pablo II, entre el 23 y el 27 de junio de 2001.
Nuestra Familia Religiosa participó de este momento glorioso para la Iglesia que había salido de las catacumbas. Éramos un grupo numeroso de padres y hermanas, venidos de distintas misiones del mundo, debido a que la visita del Papa coincidió con el final de la Conferencia de Provinciales, viajaron y participaron las superioras que se encontraban en la reunión. Aprendimos a valorar cada momento, cada palabra del Papa, todo ensanchaba el alma. El Papa animaba a emprender grandes obras, siguiendo la radicalidad de los mártires.
En tales circunstancias, nos rodeaban también los jóvenes con quienes veníamos trabajando y la gracia obró a su modo en cada uno de ellos. Fue así que, durante esos días, Iryna Adamovych, de 12 años, (ahora la hermana María Liurdska, misionera en Rusia), habiendo escuchado ya de la existencia del Aspirantado por el testimonio de la hermana María Cristiana Demianczuk, pidió al Fundador la bendición para que se comenzara con esta casa. Lo cual se concretó unos días más tarde, el 4 de julio con el ingreso de la primera aspirante Oksana Petriv, de trece años, (ahora Madre María Vladychytsia, superiora de la Comunidad Apostólica “Nuestra Señora de Mukáchivska”, en Dubové) y luego su hermana Olexandra Petriv, de 15 años, (ahora la hermana María Zamyluvannia, contemplativa en el Monasterio “De Santa Sofía, Sabiduría Divina” de Ivano-Frankivsk).
2. Tiempos de afianzamiento del Aspirantado
Durante los tres primeros años, desde julio de 2001 hasta setiembre de 2004, las aspirantes vivieron en la Eparquía de Ivano Frankivsk en la casa del Noviciado. Para la formación de las aspirantes fue destinada la Madre María Cor Dulce Begazo.
Esos años fueron realmente “fundacionales”, tuvimos bien presente el consejo de nuestro Fundador “si quieren tener vocaciones, ayuden a los pobres y abran hogarcitos”, por eso nunca negamos ayuda y acogida a quienes golpearon la puerta de nuestra primera casa en Ivano Frankivsk. Allí convivían aspirantes, novicias y los primeros niños del futuro Hogar que daría origen a la gran obra de la Ciudad de la Caridad.
La casa estaba dividida como para que cada grupo pudiera cumplir sus horarios y oficios. Las aspirantes iban diariamente a una escuela de la aldea en Krejivtsi. Ocupaban el altillo de la casa, donde tenían el dormitorio y la sala de estudio. Los momentos de oración eran en común con las novicias, al igual que los oficios de cocina y servicio.
En el 2004, cuando fueron destinadas al Noviciado, al Hogarcito y al Aspirantado el primer grupo de hermanas ucranianas formadas en el Estudiantado “Santa Teresa de Jesús” en Italia, se dio como una explosión y ¡de repente tuvimos tres casas!
Así es como en setiembre de 2004 la comunidad del Aspirantado fue destinada a fundar la misión en Zakarpattja, junto a la parroquia San Juan Bautista atendida por los padres del IVE en el pueblo de Dubové. La patrona de esta comunidad es la beata mártir Tarcikia Matskiv, beatificada por el papa San Juan Pablo II, el 27 de junio de 2001 en Ucrania.
Allí se afianzó mucho esta comunidad como casa de formación. Se enfatizó el cuidado de la propia vocación, el desarrollo de los talentos y la práctica de las virtudes humanas y cristianas. Se incentivó el estudio de la doctrina de la Iglesia, las lenguas, la música, el deporte, el teatro. Las aspirantes tomaron toda la responsabilidad de sus oficios y daban gran testimonio vocacional en la escuela y en la parroquia. Se desarrolló el ímpetu misionero y el espíritu de sacrificio. Dieron comienzo al apostolado del oratorio infantil de los domingos, que se mantiene con grandes frutos hasta el día de hoy. El espíritu de familia testimoniado con estas jóvenes vocaciones hizo crecer la comunidad parroquial, insertada en una sociedad en la que la mayoría de los fieles son ortodoxos.
Es justo agradecer el apostolado realizado por las Madres María Cor Dulce, María Neustannoi Pomochi, María Vladychytsia y actualmente la Madre María Kejaritomene, a lo largo de estos veinte años. Como también a los padres de la Parroquia en Dubové que colaboraron en el trabajo por las vocaciones y a todas las hermanas que a lo largo de estos años han pasado por esta casa.

Aspirantes – Año 2015
En el año 2020 se decidió trasladar la comunidad del Aspirantado a la Eparquía de Ivano Frankivsk para poder organizar mejor el estudio. Así fue que la Divina Providencia realizó con las aspirantes una nueva fundación: ¡el esperado Colegio de la Congregación! Esa obra que nos había sido indicada con lujo de detalle, hacía ya muchos años, la vimos concretarse como de la nada. Así Dios hace con las almas más puras, con sus elegidos, ¡así usando de esos fieles instrumentos nos quiere mostrar su Omnipotencia!

Comunidad actual del Aspirantado. De izquierda a derecha: Hna. Maria Maty Slova, Madre Maria Kekharitomene junto a las aspirantes
3. La santidad, debe ser el fruto del trabajo por las vocaciones
Durante estos veinte años de aspirantado siempre hubo vocaciones en esta casa. Ellas son casi una tercera parte del número total de las religiosas en Ucrania. ¡Deseamos, que estas almas que se donaron totalmente a Dios sean santas! “¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra” (sal. 119,9).
El llamado de Dios es siempre actual y su respuesta posible, por eso debemos seguir cooperando para que el germen de la vocación presente en los niños y jóvenes llegue a su madurez.
Madre María de las Lágrimas
4 de julio de 2021





