«La familia es el camino de la Iglesia»

El misterio divino de la encarnación del Verbo está, pues, en estrecha relación con la familia humana. No sólo con una, la de Nazaret, sino, de alguna manera, con cada familia, análogamente a cuanto el concilio Vaticano II afirma del Hijo de Dios, que en la Encarnación «se ha unido, en cierto modo, con todo hombre». Siguiendo a Cristo, «que vino» al mundo «para servir» (Mt 20, 28), la Iglesia considera el servicio a la familia una de sus tareas esenciales. En este sentido, tanto el hombre como la familia constituyen «el camino de la Iglesia». [1]

Con gran alegría hemos podido realizar las primeras Jornadas Internacionales de las Familias de la Provincia Europa del Norte, desde del 20 al 22 de mayo de 2016.

Vinieron familias desde Bélgica, Holanda, Luxemburgo, Islandia. Y pudimos contar varias nacionalidades: franceses, brasileños, indios, holandeses, belgas, sirios, peruanos, luxemburgueses.

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Para la ocasión vino el P. Marcelo Lattanzio I.V.E, desde Italia, y dio las charlas sobre las «pequeñas» virtudes según San Marcelino Champagnat. El santo, describe algunas virtudes que aseguran el vivir siempre en unión, concordia y común acuerdo. El padre vino acompañado por dos seminaristas: Esko y Andrea.

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Durante estos días tuvimos adoración, procesión, confesiones, conferencias, juegos en familia, recreaciones.

Fueron momentos inolvidables para todos, ya que hemos podido compartir con los demás, las riquezas de las diversas culturas, lenguas, y lo que sobre todo cabe resaltar es ese común ideal y fin por el cual todos luchamos: la santidad de cada uno de los miembros de la familia.

La Jornada concluyó con el almuerzo festivo.

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Que la Virgen María, Madre de la Iglesia, sea también Madre de la «Iglesia doméstica», y que gracias a su ayuda materna, cada familia cristiana pueda llegar a ser verdaderamente una «pequeña Iglesia», en la que se refleje y reviva el misterio de la Iglesia de Cristo. Sea ella, Esclava del Señor, ejemplo de acogida humilde y generosa de la voluntad de Dios; sea ella, Madre Dolorosa a los pies de la Cruz, la que alivie los sufrimientos y enjugue las lágrimas de cuantos sufren por las dificultades de sus familias. [2]

Hna. Maria Czestochowa,  SSVM

 

[1] (CARTA A LAS FAMILIAS DEL PAPA JUAN PABLO II, 1994)

[2] (EXHORTACIÓN APOSTÓLICA FAMILIARIS CONSORTIO DE SU SANTIDAD JUAN PABLO II)